
«Soy fértil pero no puedo gestar, y no por ello quería renunciar a la maternidad»
La gestación subrogada -popularmente conocida como vientre de alquiler o maternidad subrogada, término que sus protagonistas rechazan-, no es actualmente legal en España. La propuesta de Ciudadanos -rechazada por el resto de partidos- de regular esta práctica la ha situado en el centro del debate social. Sin embargo, se estima que cada año nacen en el extranjero mediante este sistema unos 800-1.000 niños hijos de españoles. Tras los números se ocultan historias de madres como Ainara: una cardiopatía le impide vivir un embarazo, pero con sus propios óvulos y el semen de su pareja ha tenido dos hijos gestados en el vientre de Irina y Olga, dos mujeres ucranianas.
Ainara Hernández (Vitoria, 1978) soñaba con ser madre desde su adolescencia, pero no fue hasta pasados los 30 cuando tuvo pareja estable y pudo planteárselo. Ya estaba tomando ácido fólico para preparar la búsqueda cuando una revisión médica dio la vuelta a sus planes. Ainara sufría una cardiopatía congénita que jamás le había impedido hacer ida normal, pero de pronto los cardiólogos le anunciaban que quedarse embarazada con este problema era altamente peligroso tanto para ella como para el posible bebé. “No me lo quise creer”, admite.
Ainara contactó con la Asociación por la Gestación Subrogada en España, de cuya junta es ahora miembro. “Vimos que era una opción viable, pero yo no me daba aún por vencida”. Por eso, Ainara buscó más opiniones médicas en especialistas de Madrid y Barcelona, y al tercer diagnóstico idéntico asumió la noticia: tenía 35 años, y nunca viviría un embarazo.
«Nunca nos planteamos formar una familia a través de la adopción. Éramos fértiles, y no quería renunciar a la maternidad»
La adopción nunca fue una opción real para Ainara y su marido. “Llegamos a tener una primera reunión con Servicios Sociales y nos dijeron que el proceso de adopción podía llevarnos entre 7 y 8 años -explica-. Y nosotros, realmente, nunca nos habíamos planteado formar una familia a través de la adopción. Nosotros éramos fértiles, el único problema era que yo no podía gestar, pero no por ello quería renunciar a todo lo que significaba la maternidad”.

A través de la asociación Son nuestros hijos, Ainara y su marido conocieron a varias familias que habían iniciado ya el proceso de gestación subrogada en Ucrania. “Siendo un matrimonio heterosexual, era el país que nos permitía tirar adelante este proceso de forma más asequible y cercana, evitando grandes desplazamientos -argumenta-. Hacerlo en Estados Unidos, por ejemplo, nos hubiera obligado a rehipotecarnos”.
«Como matrimonio heterosexual, para nosotros Ucrania era el país más cercano y asequible donde hacer gestación subrogada. Ir a Estados Unidos nos hubiera obligado a rehipotecarnos»
Hicieron un primer viaje a Ucrania y, acompañados de traductores, visitaron 4 agencias y 3 clínicas especializadas en gestación subrogada. Se decantaron por la Clínica Victoria de Kiev, y la agencia les propuso tres perfiles distintos de mujeres que podían ser gestantes para su futuro bebé. Ainara y su marido se entrevistaron personalmente con dos de estas mujeres y escogieron a Irina, una mujer casada y madre de una niña pequeña que no quería tener más hijos propios. El objetivo de Irina, cuenta Ainara, era dedicar la compensación económica de la gestación subrogada a retrasar su reincorporación al trabajo y quedarse un año más en casa con su propia hija, además de ayudar a una pareja que no podía tener hijos por sus propios medios. “En las entrevistas personales con las gestantes tienes oportunidad de acordar muchas cosas, desde el número de embriones a transferir hasta qué pasa en caso de que el feto sufra una malformación, pasando por el tipo de relación que querrás mantener con la gestante”, explica Ainara.

«Si sumamos todo el proceso, la gestación subrogada de cada hijo nos ha costado unos 40.000 euros: en torno al 30% es compensación para la gestante»
De vuelta a España y ya informados sobre los detalles del proceso de gestación subrogada, contrataron un bufete de abogados que les ayudó a revisar el contrato. Ainara se desvincula de los escándalos que ha publicado estos días la prensa sobre otra clínica ucraniana de gestación subrogada, la clínica BioTexCom, y destaca que en su caso todos los pagos tanto a la clínica como a la gestante se hicieron previa factura. La pregunta es inevitable: ¿Cuánto cuesta una gestación subrogada? “Si sumamos todo, entre viajes, manutención, ropa para la gestante, ecografías y los trámites de adopción, unos 40.000 euros por cada hijo, aunque depende del número de intentos” (en su caso el primer embarazo llegó con la primera fecundación in vitro, y para el pequeño necesitaron hasta tres transferencias de embriones). De toda esta suma, la compensación para la gestante supone, cuenta Ainara, “en torno a un 30% del total”.
«Mi bebé se iba formando pero no era yo quien iba notando sus pataditas porque estaba en el vientre de otra mujer»
Ainara ha tenido dos hijos mediante gestación subrogada y en ambos casos mantuvo un estrecho contacto con las gestantes, que le enviaban mensajes y fotos por whatsapp para informarle de cómo iba todo. “El primer embarazo fue duro: la gestante sufrió hemorragias durante el primer trimestre y era ella quien me escribía para tranquilizarme y decirme que todo iba bien”. Ainara asegura que nunca sintió miedo de que las gestantes se echasen atrás y se quedasen al bebé, pero sí impotencia de no poder hacer nada durante los 9 meses de embarazo. “Mi bebé ya estaba formado pero no era yo quien iba notando sus pataditas porque estaba en el vientre de otra mujer, y yo nunca viviría un embarazo”, recuerda.

El gran miedo de Ainara era al momento del parto. “Sabía que sería un momento de alegría por llegar al final del proceso, pero también la tristeza de la separación de la gestante aunque ya habíamos pactado que podría seguir viendo al bebé”, explica. Y el parto llegó. Ainara estuvo dentro de la sala de partos acompañando a la gestante en las dos ocasiones. “Ambas gestantes quisieron que entrase con ellas, pude cortar el cordón umbilical y hacer el piel con piel con los bebés, e incluso ponérmelos en el pecho para estimular el reflejo de succión”, destaca Ainara, que estuvo un tiempo alimentando a sus hijos con relactadores con leche artificial para vivir la experiencia más parecida posible a la de la lactancia materna (algunas mujeres que han sido madres mediante gestación subrogada se estimulan hormonalmente para logran amamantar ellas mismas al pequeño).
«Estuve en la sala de partos con ellas, corté el cordón y pude ponerme a los bebés en el pecho. Una de las gestantes prefirió no ver al bebé hasta el día siguiente»
Irina, la gestante de la primera hija de Ainara, prefirió no ver al bebé el día del parto, aunque sí en los días siguientes. Olga, gestante de su segundo hijo, sí optó por ver al bebé del que después se separaría. “Hemos sido las tres muy honestas con nuestros sentimientos: para mí era importante que ellas se sintiesen cómodas”, cuenta Ainara. Ella y su marido dormían junto al bebé en una habitación del hospital contigua a la de la gestante, a quien visitaban a ratos. Se reencontraron un mes después en el consulado para formalizar los trámites. “Desde entonces seguimos en contacto y nos enviamos mensajes por los cumpleaños y fechas especiales”, explica Ainara.

La primera hija de Ainara, gestada en el vientre de Irina, nació en 2016. Decidieron darle un hermano y para ello propusieron a Irina si quería repetir la experiencia como gestante. Para entonces Irina ya se había reincorporado a su trabajo y no quería volver a detener su vida durante un año, por lo que la agencia les puso en contacto con otra candidata: Olga. Gracias a ella, Ainara ha tenido en este 2018 a su segundo hijo mediante gestación subrogada, y acaban de concederle oficialmente la adopción.
¿Adopción? Dado que la gestación subrogada es alegal en España, en el consulado español en Ucrania los bebés son registrados con los apellidos del padre español y la gestante ucraniana. Así, la pareja vuelve a España con dos libros de familia -como si el bebé fuese fruto de una relación extramatrimonial- y una vez aquí la madre española inicia los trámites para adoptar al que, de cara a la ley, sólo es hasta entonces hijo de su marido. “Esta situación genera una multitud de problemas burocráticos -lamenta Ainara-. Para adoptar al bebé, la madre española necesita el consentimiento del padre -su marido-, y en la asociación nos hemos encontrado ya dos casos de parejas que se han roto a la vuelta y la madre no ha podido adoptar porque el padre se ha negado”.

La polémica en torno a la gestación subrogada se centra especialmente en el negocio lucrativo que se genera a su alrededor y en la situación de la gestante, que excepto en algunos países actúa siempre a cambio de una compensación económica. ¿Cómo proponen ellos resolver esta situación? “Desde la Asociación por la Gestación Subrogada en España proponemos una regulación abierta a todo tipo de familias -no sólo heterosexuales, como en Ucrania- pero estricta, con un proceso judicial previo al inicio del proceso médico. Que un juez certifique que las dos partes implicadas en el proceso de gestación subrogada actúan de forma libre e informada, y aunque pensamos que debe existir compensación económica para la gestante, no debería ser tan elevada como para convertirlo un negocio”.
«Defendemos la creación de un banco público de gestantes regulado por la sanidad pública española»
De hecho, su propuesta es la creación de “un banco público de gestantes, regulado por la sanidad pública, que se encargue de poner en contacto a las parejas que lo necesiten con las mujeres interesadas en gestar, y si deben existir agencias que sean sólo sin ánimo de lucro”. ¿Se ofrecerían voluntariamente como gestantes mujeres que no lo hicieran por pura necesidad económica? “Las chicas más jóvenes están empezando a ver que cada vez hay más problemas de fertilidad, conocen casos cercanos y posiblemente algunas querrían ayudar a la sociedad -augura Ainara-. Y si es necesario, la regulación podría exigir que las gestantes acrediten una estabilidad económica”.

PD.- Si te apetece leer el testimonio de otras madres que se enfrentaron a batallas legales por su sueño, quizá te interesa leer la historia de Estel, Alba y Andreu, familia triparental que viven una relación amorosa entre tres y comparten dos hijos, uno de cada madre biológica; o la historia de Daniela y Marta, pareja de lesbianas italianas que cumplieron en Barcelona su sueño de ser madres y que tras una polémica batalla legal convirtieron a su hijo en el primer bebé de dos madres italianas registrado en Italia. Si te interesa leer otras historias de infertilidad, te explico la historia de Meritxell Contero, autora del blog de infertilidad “Tus patucos y mis tacones”, donde ha ido narrando su largo camino de tratamientos hasta quedarse embarazada.
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3 Comments
Cristina
Creo que es muy bueno que las tecnologías están cambiando muy rápidamente y hoy en día podemos ser padres incluso si la mujer tiene una enfermedad que no la deja quedarse embarazada , como en mi caso.
Pero la gestación subrogada no está permitida en todos los países, incluso España. Por eso mi marido y yo optamos por Ucrania. Ahí eso está legal y es muy importante que hay lugares donde están listos para ayudarte . En cuando se termine la pandemia y abren las fronteras , nos vamos ahí a la clínica de reproducción asistida de Feskov, bien recomendad por nuestros amigos . Espero que pronto logremos nuestro sueño y podamos ser padres. Para nosotros sin hijos es muy difícil tener la felicidad perfecta …
Daniela
Hola, Cristina…estas hablando de ese centro (https://maternidad-subrogada-centro.es/) ? creo que he visto algunos comentarios de la clinica Feskov
Noa
Despacho Lex Asociados (jose@lexasociados.es), son expertos en procesos de gestación subrogada. Llevan todo el tema legal de estos procesos tanto en el asesoramiento ,como en la filiación y adopción del bebé nacido por gestación subrogada.